La superficie original del tenis es el césped, hierba o pasto. Sin embargo, hace mucho tiempo que no tiene mayor trascendencia en el calendario. Apenas tres semanas dura la preparación para Wimbledon y culmina con el torneo de Newport en los Estados Unidos luego del Grand Slam londinense. Prepararse para jugar en césped ya no es negocio para los tenistas top.

Los ATP 250 de ´s-Hertogenbosch y Stuttgart abrieron la gira en pasto a nivel ATP con dos tenistas Top10 cada certamen. Daniil Medvedev y Jannik Sinner en los Países Bajos y Stefanos Tsitsipas y Taylor Fritz en Alemania. Los cuatro comenzaron en los octavos de final y ninguno logró ganar dos partidos para alcanzar las semifinales. Salvo el caso del griego, ningún otro alcanzó los octavos de final de Roland Garros, por lo que han contado con más de diez días para aclimatarse a esta particular superficie. Sin embargo, los resultados están a la vista.

Al mismo tiempo, un grupo de jugadores Top100 que se encuentran disputando torneos Challenger en polvo de ladrillo tales como Pedro Cachín, Jaume Munar, Albert Ramos, Alex Molcan o Dominic Thiem, entre otros. Para estos jugadores, la gira de césped tiene un lugar secundario en su calendario y eligen seguir sumando puntos en las canchas lentas, como vienen haciendo desde abril o incluso algunos desde febrero.

Son pocos los tenistas que preparan a conciencia esta muy escasa gira. La cercanía con Roland Garros, su corta extensión y el hecho de no tener ningún Masters 1000 sin duda son factores que inciden fuertemente en esta decisión. Casi no hay tiempo para ajustar detalles del juego en una superficie tan particular, por lo que muchos deciden jugar uno o dos torneos al año y sin mayores expectativas.

Incluso se ha perdido la figura de los especialistas, aquellos jugadores que eran un auténtico dolor de cabeza y podían vencer a los Top10 en un buen día. No existes perfiles como Mahut, Querrey, Müller, Feliciano López o Dustin Brown, tenistas que sabían que tenían pocos torneos al año en césped y los exprimían al máximo. En resumen, esforzarse para jugar bien en césped no es negocio para los top, pero tampoco para el resto del circuito. En definitiva, esta gira se está transformando en un mes de supervivencia. donde cada quien intenta hacer lo mejor que puede con sus recursos.