Una de las sensaciones del tenis femenino en los primeros meses post pandemia fue Jennifer Brady. Jugadora nacida en Pensilvania tuvo su explosión tras el retorno de la competición en agosto de 2020. En aquellos meses ganó su único título (Lexington 2020), jugó semifinales del Abierto de Estados Unidos y luego alcanzó la final del Abierto de Australia. Pero luego todo cambió.

El sistema de puntos conocido como “congelamiento” que adoptaron tanto ATP como WTA perjudicó fuertemente a una tenista que pese a tener dos semifinales de Grand Slam apenas llegó a ser 13° del ranking. A continuación llegaron las lesiones y un largo tiempo fuera de las canchas.

Jennifer iba a disputar el US Open en 2021, pero se retiró de su partido de 1ra ronda ante Emma Raducanu (luego campeona de ese torneo) por una lesión en el pie que tardó en sanar. Han pasado dos años y la tenista de 28 años ha regresado.

Jugó un ITF en Canadá el mes pasado ganando un partido y fue invitada en el WTA de Washington, donde tuvo un gran debut derrotando por 6-2, 6-1 a la ucraniana Anhelina Kalinina. Su rival en la segunda ronda será su gran amiga Madison Keys, en un duelo que posiblemente vaya a la cancha central en la capital de Estados Unidos.